Mis primeros recuerdos están asociados al mar, la arena… y el surf. Mi padre hacía sus pinitos y nos inoculó el gen de este deporte. Recuerdo estar sentado en la arena con mi hermano mayor mirando como mi padre pillaba olas. Aunque, que quede entre nosotros, mi padre no era muy bueno con la tabla, siempre le agradeceré que nos animara y nos diera tantas facilidades para tomar nosotros el testigo.
Mi hermano mayor logró profesionalizarse y yo traté de seguir sus pasos, pero varios inoportunas lesiones de rodilla dieron al traste con mis ilusiones. De todas formas, a mí lo que me iba no era competir, sino disfrutar del mar y de las olas: mi sueño era vivir siempre rodeado de tablas y a un paso del mar.
Un día se me encendió la bombilla: abriría una tienda de surf en un bajo comercial que tenía mi familia. Había estado alquilado varias veces pero llevaba varios años parado. En aquel momento yo no trabajaba y le expuse el proyecto a mi familia. Me concedieron el local con la condición de que me tomara aquello como un trabajo de verdad. Y vaya si lo hice.
Contacté con una empresa de reformas integrales vigo. Tenía algún amigo común en esa empresa así que confié en ellos. Cuando recibí la primera visita del técnico le expuse mis ideas y me dijo: “va a costar bastante dinero”. Entonces tuve un baño de realidad, como cuando llega una ola difícil y lo siguiente que ves es el fondo del mar. Y ahí me di cuenta que debería trabajar mucho si quería conseguir mi sueño.
Decidí que lo mejor era esperar un tiempo. Me puse a trabajar como albañil en la empresa de otro amigo, así mataría dos pájaros de un tiro: ganaría dinero y cogería experiencia para mi tienda de surf. Así estuve, más o menos, un año y medio. No salía ni apenas compraba ropa; y de viajes para coger olas, nada de nada. Solo ahorrar y ahorrar.
Volví a contactar con la empresa de reformas integrales vigo y, esta vez sí, nos pusimos manos a la obra. Ocho meses más tarde reuní a todos mis amigos para dar la bienvenida a mi sueño cumplido.